Las personas positivas tenemos la convicción de que el ser humano es eminentemente bueno, que su paso temporal por esta existencia terrenal debe dejar huella en beneficio de sus congéneres.
Pero los acontecimientos que el país vive dice lo contrario; hay gente empecinada en hacer el mal, aflorando su resentimiento social, su odio y desprecio por las normas de convivencia armónica.
Se dan a la ingrata tarea de terminar con la naturaleza, provocar incendios de incalculables consecuencias para la salud, la vida, el orden.
Ojalá la divinidad cambie esas mentes retorcidas ya que la educación no lo puede enderezar a pesar de los esfuerzos de maestros comprometidos y responsables.
«La Tierra es nuestro hogar, cuidémosla. El cambio empieza contigo»